Blue Horizon Proburn

Blue Horizon Isotek Proburn
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Blue Horizon Proburn acondicionador de cables | mejora el rendimiento en periodo de tiempo muy corto

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Blue Horizon Proburn

Es bien sabido que los cables de audio y vídeo de alta calidad mejoran con el tiempo cuando se utilizan en un sistema de alta fidelidad o de cine en casa. Un sonido duro y cerrado, con una clara falta de graves, son las cualidades que más se observan cuando un cable es nuevo; un cable que se ha "quemado" sonará más abierto, extendido y tridimensional, con un rendimiento más natural y menos estéril en general.

Desgraciadamente, la mayoría de los cables especializados de alta calidad sólo alcanzan todo su potencial tras meses de uso. La reproducción de música de gran ancho de banda mejora gradualmente el rendimiento de los cables de altavoz y de interconexión, aunque técnicamente nunca alcanzarán un rendimiento óptimo sólo con señales musicales.

El problema es muy sencillo. La música real tiene muy poca energía de alta frecuencia y, por lo tanto, su capacidad para mejorar un cable es limitada. Las investigaciones demuestran que los instrumentos musicales pueden producir energía por encima de 20 kHz, pero hay poca energía sonora por encima de 40 kHz. Además, la mayoría de los micrófonos no captan el sonido a más de 20 kHz.

Además, incluso los mejores CD de grabación tienen un efecto limitado, debido a la limitada gama de frecuencias de un reproductor de CD. Un reproductor de CD típico tiene una frecuencia de muestreo de 44,1 kHz (norma Red Book). La teoría digital (Nyquist) sugiere una frecuencia máxima de 22,05kHz; la frecuencia más alta es siempre la mitad de la frecuencia de muestreo. En realidad, 20kHz es casi el máximo debido a la necesidad de filtrar dentro del dispositivo de reproducción.

Por lo tanto, aunque se acepta que el sonido, ya sea música compuesta o frecuencias cuidadosamente generadas reproducidas a través de un sistema de audio, mejorará el rendimiento de un cable con el tiempo, también hay que aceptar que el efecto global es limitado técnicamente. Los cables acondicionados de esta forma nunca alcanzarán su verdadero potencial de rendimiento. Por lo tanto, se necesita un método alternativo.

El reto es doble: el tiempo y la eficacia de acondicionamiento. ¿Cómo se puede acondicionar completamente un cable y reducir el tiempo necesario para ello de varios meses a un solo día?

UN POCO DE HISTORIA

Muy poco después de la invención de la radio, los fabricantes de cables descubrieron que el material que tocaba el conductor influía en el rendimiento del cable. En aquella época, se especuló mucho sobre el porqué de esta situación, ya que se desconocían las razones. Sin embargo, los trabajos de Nickola Tesla a finales del siglo XIX dieron con la respuesta. Tesla fue el primero en descubrir e investigar científicamente el fenómeno de hacer pasar tensiones y frecuencias muy altas (alrededor de 2.000 Hz) a través de un ser humano sin que se produjeran efectos nocivos. Lo denominó efecto "piel", es decir, la señal pasaba por encima de la piel, no a través de la persona.

Los cables o alambres reaccionan de forma similar: las altas frecuencias pasan a lo largo de la superficie y evitan las partes internas del cable. Por tanto, en un cable de alto rendimiento, tanto la pureza del conductor como la calidad de la envoltura/dieléctrico son importantes para un rendimiento óptimo. Sin embargo, el proceso de fabricación crea tensión, estrés y cargas estáticas entre el conductor y el dieléctrico, y los efectos nocivos resultantes son permanentes a menos que se traten adecuadamente.

Por lo tanto, aunque se acepta que el sonido, ya sea música compuesta o frecuencias cuidadosamente generadas reproducidas a través de un sistema de audio, mejorará el rendimiento de un cable con el paso del tiempo, también hay que aceptar que el efecto global es limitado desde el punto de vista técnico. Los cables acondicionados de esta forma nunca alcanzarán su verdadero potencial de rendimiento. Por lo tanto, se necesita un método alternativo.

El reto es doble: el tiempo y la eficacia de acondicionamiento. ¿Cómo se puede acondicionar completamente un cable y reducir el tiempo necesario para ello de varios meses a un solo día?

ACONDICIONAMIENTO DEL CABLE

Es fundamental no centrarse sólo en el conductor, sino también en el dieléctrico. Lo ideal es que el quemado de cables fuerce la entrada de electrones en todas las zonas del cable, algo que no se consigue con la simple reproducción de música en un sistema de audio.

El acelerador de rodaje de cables Proburn de Blue Horizon no sólo reduce drásticamente el tiempo de rodaje de todos los cables, sino que también los prepara por completo como nunca podrá hacerlo la música. Proburn hace más que simplemente sintetizar música; utilizando una tecnología especialmente desarrollada, la unidad genera una secuencia de frecuencias ultrabajas únicas para penetrar en el núcleo del conductor, y frecuencias ultraaltas que penetran tanto en el conductor como en el dieléctrico.

Utilizando métodos convencionales, es extremadamente difícil acondicionar el dieléctrico de un cable, y sin embargo es exactamente ahí donde debe centrarse el esfuerzo. Utilizando niveles de energía y frecuencias cuidadosamente controlados, los electrones son forzados e intentan penetrar en el dieléctrico. Imagine una fuerza de alta frecuencia y alta energía que recorre la superficie del conductor en forma de sacacorchos entre el conductor y el dieléctrico; los electrones y las cargas negativas se ven obligados a unirse a la procesión.

It is a well-known fact that high-quality audio and video cables improve over time when used in a hi-fi or home cinema system. A hard, closed-in sound with a distinct lack of bass are the qualities most noted when a cable is new; a cable that has been ‘burned-in’ will sound more open, extended and three-dimensional, with a more natural, less sterile performance overall.

Unfortunately, most high-quality specialist cables only get close to realising their full potential after months of use. Playing wide-bandwidth music gradually improves the performance of speaker and interconnect cables, yet technically they will never reach optimum performance with music signals alone.

The problem is quite simple. Real music has very little high-frequency energy, and thus will have a limited ability to improve a cable. Research shows that musical instruments may produce energy above 20kHz, but there is little sound energy above 40kHz. Also, most microphones do not pick up sound at much over 20kHz.

Furthermore, even the best burn-in CDs have a limited effect, owing to the limited frequency range of a CD player. A typical CD player has a sampling rate of 44.1kHz (Red Book standard). Digital theory (Nyquist) suggests a maximum frequency of 22.05kHz; the highest frequency is always half the sampling frequency. In reality, 20kHz is about the maximum because of the need to filter within the replay device.

Therefore, while it is accepted that sound, be it composed music or carefully generated frequencies played through an audio system, will improve a cable’s performance over time, it must also be accepted that the overall effect is limited technically. Cables conditioned in this way will never reach their true performance potential. Thus, an alternative method is required.

The challenge is two-fold: burn in time and burn in effectiveness. How can a cable be fully conditioned, and the time required to undertake this conditioning decreased from several months to just one day?

A BIT OF HISTORY

Very soon after the invention of radio, cable manufacturers found that the material touching the conductor had an effect on the performance of the cable. At the time, there was much speculation as to why this should be the case as the reasons were unknown. However, the work of Nickola Tesla in the latter part of the 19th century provided the answer. Tesla was the first to discover and scientifically investigate the phenomenon of passing very high voltages and frequencies (around 2000Hz) through a human with no ill effects. He named this the ‘skin’ effect – i.e. the signal passed over the skin, not through the person.

Cable or wire reacts in a similar way; high frequencies pass along the surface and avoid the inner parts of the wire. Therefore, in a high-performance cable, both the purity of the conductor and the quality of the wrapping/dielectric are important for optimum performance. However, the manufacturing process creates tension, stress and static charges between the conductor and dielectric, and the resulting deleterious effects remain permanent unless properly dealt with.

Therefore, while it is accepted that sound, be it composed music or carefully generated frequencies played through an audio system, will improve a cable’s performance over time, it must also be accepted that the overall effect is limited technically. Cables conditioned in this way will never reach their true performance potential. Thus, an alternative method is required.

The challenge is two-fold: burn in time and burn in effectiveness. How can a cable be fully conditioned, and the time required to undertake this conditioning decreased from several months to just one day?

CABLE CONDITIONING

It is critical to not only concentrate on the conductor, but also the dielectric. Ideally, cable burn-in needs to force electrons into all areas of the cable; this is something that simply playing music through an audio system can never achieve.

The Proburn cable burn-in accelerator from Blue Horizon not only dramatically reduces the burn-in time of all cables, but also fully prepares them like no music ever can. Proburn does more than simply synthesise music; using specially-developed technology, the unit generates a sequence of unique ultra-low frequencies to penetrate the core of the conductor, and ultra-high frequencies that penetrate both the conductor and the dielectric.

Using conventional methods, it’s extremely difficult to condition the dielectric of a cable, yet this is exactly where effort should be focused. Using carefully controlled energy levels and frequencies, electrons are forced and attempt to enter the dielectric. Imagine a high-frequency, high-energy force zipping along the conductor surface in a corkscrew fashion between the conductor and into the dielectric; the malingering electrons and negative charges are then forced to join the procession.

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